jueves, 11 de diciembre de 2014

DE UN CURA GRAN COMANDANTE

Por: Jimmy Ortiz



Hoy 11 de Diciembre de 2014, el colectivo de colombianos refugiados en Asturias España, nos dimos cita junto con diferentes organizaciones, como Soldepaz Pachakuti, colectivos de solidaridad de la Asociación de Vecinos Severu Ochoa, otros y otras acompañantes, en la avenida que lleva el nombre del comandante Asturiano de la lucha Sandinista  en Nicaragua, Gaspar Garcia Laviana.

el homenaje realizado en Gijón, Asturias al Comandante Garcia Laviana, fue otra muestra mas de la solidaridad internacionalista de la comunidad Asturiana,y que fecha mas representativa que este 11 de diciembre que se cumplen 36 años de la muerte en combate y lucha de este comandante de la lucha Sandinista en Nicaragua y cura formado en la cuenca minera.

Como dirigente Agrario de la lucha campesina en el Sumapáz, Cundinamarca y como un Colombiano mas perseguido por el terrorismo de estado, hago de esta una lucha mas del pueblo y para el pueblo, y que mejor recordarlo contando un poco del acto homenaje mediante el siguiente texto tomado de http://www.kaosenlared.net/.



Comandante Gaspar:
Quién era este paisano, que da nombre a la avenida, que recordamos un 11 de diciembre.
La Asociación de Vecinos, la Severo Ochoa, ha realizado diversas actividades en torno a la placa en la avenida, también con el acompañamiento de la cantoría de Tuilla.   Felicidades.
Por qué lo hacía,  Qué es lo que nos traslada al presente la memoria de Gaspar García Laviana.
Por qué nos importa.
La visión que podemos trasladar y compartir, mineros como la familia de Gaspar, habitantes de la misma cuenca del Nalón,  activistas del COSAL y otros colectivos solidarios, tiene más que ver con haber estado en las otras tierras de Gaspar. En Nicaragua, afectada por una guerra terrible, sucia, mercenaria y extranjera.
Y también muchos viajes antes y después,  brigadas y otros acompañamientos. Y después de volver,    numerosas charlas y conferencias dadas por todo el territorio asturiano sobre Nicaragua-Nicaragüita.
De esos años en Nicaragua puede decirse con claridad que fueron los más intensos. Había una Revolución, que Gaspar contribuyó decisivamente a  provocar. Un aprendizaje apresurado. Una capacidad ilimitada de inventar, de crear, de construir.
Y de esa senda seguidores de Gaspar, hubo muchos. Miles que fueron de visita, de brigadistas, de curiosas a Nicaragua. Algunos que se quedaron. Algunos que nos dejaron, como Montse, como Xuacu, que también fue sacerdote, como Ramón el hondureño.
Unos colectivos que se crearon al impulso de la ofrenda de Vida de Gaspar. Los COSAL.
Unos curas que siguen rememorando  el nombre de Gaspar.   Tal vez siguiendo una consigna, que aquí suena fuerte, pero que en la Nicaragua de Gaspar era ley cotidiana: Entre Cristianismo y Revolución No hay contradicción.  Felicitaciones.
Buena gente y gente revolucionaria era Gaspar, y nosotras, nosotros, la ciudadanía, tenemos la obligación ética de hacer perdurar esos Valores, en Xixón, en Asturias, en el Mundo.
Sin ninguna concesión al asistencialismo, que resulta  cómplice de la desigualdad.
Porque de esos valores se va a construir inexorablemente otro mundo con Justicia Social al que la mayoría aspiramos.
Por eso Gaspar Vive. Y la Lucha Sigue.
Debe seguir, sin claudicaciones, con la cabeza alta, con el objetivo claro de perjudicar, en todo lugar,   cualquier tipo de injusticia y desigualdad, lo mismo que orientó el Ché.   Y  en beneficio del sagrado Derecho a la Rebelión, en el que Gaspar  alentó el cáliz completo, generoso,  de su Vida.


El obispo "de los pobres" Don Pedro Casaldáliga, escribió sobre GASPAR:   Como un vuelo cortado por la muerte Igual que un crucifijo en carne viva, Como un abrazo extremo, que me llama, Me ha cercado tu nombre, Gaspar, hermano mío. Asturiano, justicia de minero, Bronco acantilado, Corazón de Jesús en pura llaga. Tola y sus montes callarán ahora, -verdes la guerra y la arboleda verde- Mientras hablamos, Mientras el Pueblo vela, todavía junto al Dios que escucha, La Paz del Reino que se aplaza tanto. Hablaremos tú y yo, Gaspar, a solas. Al contraluz de mi anhelante fiebre. Como si aún no fueras un glorioso llegado. A corazón abierto, Gaspar, Sin más testigo Que el Amor que ya vives cara a cara. Terratenientes eran Los que ahogaban tus pobres, Los que ahogan mis gentes. Y es el mismo Evangelio Que te ardía en las manos Más que el fusil inhóspito, Amor exasperado, hermano mío: Tus manos bajo el óleo Sangrándote, Llorándote los ojos cielo arriba.   Dime, Gaspar, ¿qué harías Si volvieras? Y cuida bien de Tola, Cuida de Nicaragua, todavía en combate, No dejes que tu sangre se marchite En el cáliz (rajado) de su Iglesia. 

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