POR: Jimmy Ortiz G.
Muchas investigaciones en Colombia, tienen como principio
buscar la inocencia del estado o negar que en Colombia existe un terrorismo de
estado, la misma justicia colombiana, se ocupa inclusive de negar la existencia
de grupos paramilitares y de los posibles y visibles nexos del estado con paramilitares.
Colombia se encuentra en una ardua discusión, donde una parte de los militares están en
desacuerdo con la negociación que se lleva a cabo en la habana, debemos decir
que en Colombia o por lo menos en el sector rural el mal llamado ejército
nacional, no ha cumplido un papel de verdadera defensa de la soberanía nacional.
No es considerado defender la soberanía nacional, cuando se
defiende una postura que trajo como consecuencia la invasión del gobierno
norteamericano militarmente con sus bases militares, que no solo dejan en
riesgo nuestra soberanía, también dejan en gran riesgo la seguridad y soberanía
latinoamericana.
Un verdadero ejército nacional para un país como Colombia y
la lucha latinoamericana debe de ser un ejército que defienda las posturas de
su pueblo, la patria necesita una transformación de ese pensamiento
guerrerista, un soldado que ve como enemigo a un campesino jamás se podrá considerar soldado de la
patria.
Cuantos altos mandos militares en la región históricamente agraria
como el Sumapaz, han violado esa soberanía y han llevado a la juventud
campesina al paredón para que los grupos paramilitares, inicien una serie de
amenazas y en ocasiones asesinen a nombre de esos grupos y les laven las manos
a estos militares.
La justicia también tiene mucho que ver en estas
violaciones, jueces y fiscales, o que han hecho parte de esa educación mediocre
de este país y no saben hacer su labor o están siendo manipulados de una u otra
manera por los violadores de estos derechos.
Hablando de la religión, los curas que he escuchado por los
medios de comunicación bendiciendo al ejército nacional, no entiendo porque los
militares se consideran creyentes siendo
una contradicción el disparar sus armas matando hermanos y bendecidos por la
iglesia y si se descomulga a una madre de familia que no quiere traer a este
mundo más hijos a sufrir y decide planificar.
Si vamos a lo que en nuestras épocas nos han enseñado, díganme
un mandamiento que los militares respeten o igual si han sido descomulgados, o
van al campo roban comida, afectan el medio ambiente, generan terror, atacan jóvenes
y niños, violan niñas, matan hermanos colombianos, desplazan campesinos, y
comulgan en la iglesia y la comunión les quema la lengua.
Colombia necesita una verdadera reestructuración, el castigo
con nada compensa estas décadas de violencia, la verdadera recompensa es una verdadera
paz, donde la justicia sea para todos los colombianos y se juzguen las
verdaderas violaciones y exista una participación de toda la población colombiana.