jueves, 13 de noviembre de 2014

De capitán condecorado a jefe del Clan Úsuga

Se trata de Johan Arenas Rúa, que en su paso por la Guardia Presidencial recibió una medalla al mérito militar de manos del expresidente Álvaro Uribe.

El capitán (r) del Ejército Johan Arenas Rúa,  sindicado de controlar las finanzas del Clan Úsuga en Antioquia. / Fiscalía
Por: Redacción Judicial, elespectador.com

De bajo perfil, como era su costumbre, ha sido la captura del capitán (r) del Ejército Johan Arenas Rúa, alias el Capi o Samuel, un hombre que hizo parte del batallón Guardia Presidencial, fue condecorado y terminó manejando las finanzas del Clan Úsuga en gran parte del territorio antioqueño. A las autoridades les tomó varios meses dar con su identidad, ya que era precavido y escurridizo. Sin embargo, tras la caída de dos de sus principales socios, una fuente humana, que hacía parte de su círculo más cercano, dio la pista principal para lograr su arresto.
El pasado domingo, mientras almorzaba en un restaurante conocido como La Cantalenta, ubicado en la vereda Carrizales del municipio de El Retiro (Antioquia), hombres de la Policía Judicial Especializada contra el Crimen Organizado, la Dijín y la Sijín capturaron al Capi. Según le dijo a El Espectador uno de los coordinadores del operativo, este fue exitoso gracias a la información que entregó un infiltrado en la organización, quien en la mañana del domingo dijo que en ese local se llevaría a cabo una reunión.
Mientras las autoridades arrestaban al Capi, otro grupo del CTI de la Fiscalía adelantaba un allanamiento en el apartamento del oficial retirado. Allí encontraron una memoria, $7 millones en efectivo y un computador, que para los fiscales del caso se convierte en una mina de oro, ya que en él se podría encontrar información sobre los nexos que el Clan Úsuga tendría con distintos funcionarios. Ahora el ente investigador buscará la colaboración de Arenas Rúa, que aceptó cargos el pasado lunes por el delito de concierto para delinquir. Fuentes cercanas al proceso indicaron que podría pagar una condena de ocho años de prisión.
La historia de Arenas Rúa es bastante particular. Durante gran parte de su carrera como oficial perteneció al batallón de Infantería Nº 37 de la Guardia Presidencial, su función, nada más y nada menos, era cuidar las instalaciones del Congreso y de la Casa de Nariño. El 16 de agosto de 2007, en medio de la conmemoración de los 79 años de creación del batallón, el entonces presidente Álvaro Uribe lo condecoró, junto a otros ocho oficiales, con la medalla al Mérito Militar. Sin embargo, en medio de honores y glorias, el Capi decidió retirarse en 2008 y dedicarse al transporte urbano.
Su nombre no volvió a mencionarse. No obstante, cuatro años más tarde, su apodo pasó a ser el centro de atención de las autoridades tras la muerte de Jorge Iván Arboleda, el máximo jefe del Clan Úsuga en el nordeste antioqueño. En ese operativo, desarrollado el 24 de julio de 2012 en Remedios (Antioquia), dos hombres conocidos con los alias de Marcos y el Capi se convirtieron en el nuevo objetivo, ya que estos alias comenzaron a ser escuchados con frecuencia en conversaciones telefónicas. Nadie había logrado identificarlos, hasta febrero de 2014, cuando Marcos murió en un combate.
Se trataba de John Jairo Restrepo, quien logró su ascenso tras la caída de Arboleda. La muerte de estos hombres le dio a Arenas Rúa un liderazgo en la organización criminal que empezó a expandirse hasta algunos barrios de Medellín. Poco se sabía de su identidad, pero empezó a ser visto como uno de los hombres más cercanos a Albeiro Feo Alvarado, alias Benavídez, jefe político del Clan Úsuga y quien logró un pacto de no agresión entre distintos líderes de los combos de Medellín, la Oficina de Envigado y los Rastrojos.
Benavídez era un reconocido paramilitar que se desmovilizó con el bloque Centauros y durante su paso por los Llanos Orientales conoció a Dairo Antonio Úsuga, alias Otoniel, con quien forjó una fuerte amistad. Sin embargo, Feo Alvarado fue arrestado el pasado 28 de septiembre y la nueva figura de poder pasó a ser el Capi. Fuentes de la Sijín de la Policía de Antioquia comentaron que en esos momentos la Fiscalía empezó a preguntar por él, ya que en los seguimientos que le hacían a la organización constantemente escuchaban que él era quien impartía órdenes en temas de narcotráfico y extorsiones.
Fue entonces que entre Fiscalía y Policía encontraron que se trataba de uno de los altos mandos del Clan Úsuga y que era un objetivo de alto valor. Infiltrados en la organización, confirmaron la información y empezaron a seguir de cerca sus comunicaciones. Hallaron que era un hombre de pocos lujos, que se movilizaba en vehículos que no eran de alta gama y que tras la caída de Benavídez tomaba mayores precauciones. Antes de su captura, el Capi manejaba parte del Magdalena Medio y el nordeste de Antioquia y tenía fuerte presencia en el Valle de Aburrá.
Uno de los puntos claves de la investigación, además de las interceptaciones telefónicas, fue que hace unos meses se logró la captura de una decena de miembros del Clan Úsuga. Varios de ellos solicitaron, en el marco de su colaboración con la Fiscalía, un principio de oportunidad a cambio de entregar más información sobre sus jefes. Fue entonces que se confirmó la identidad del Capi y se procedió a solicitar su orden de captura.
Las autoridades tardaron ocho meses en llegar hasta el capitán (r) Arenas Rúa. Hoy se sabe que fue galardonado por sus actuaciones en el batallón Guardia Presidencial. Tras verse contra las cuerdas aceptó su responsabilidad. Es el tercer oficial que después de prestar sus servicios en la Casa de Nariño termina vinculado con el narcotráfico. Junto a él están los exjefes de seguridad del expresidente Uribe: el general (r) Flavio Buitrago, por supuestos vínculos con Marco Antonio Gil, alias el Papero, y el general (r) Mauricio Santoyo, quien fue condenado a 13 años de prisión en Estados Unidos.

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